El mediodía de la pretemporada en Salta no lo toma por sorpresa. Javier Malagueño ya tuvo su recarga de energía en las vacaciones y ahora disfruta del sufrimiento que suele atrapar a los jugadores profesionales cuando se trata de la puesta a punto del grupo en lo físico.
El cordobés se siente pleno, hizo lo que tuvo ganas en su tiempo libre y sólo mira hacia adelante. “Recargamos pilas con la familia y ahora nos queda encarar esta segunda parte del campeonato con mucha fe. Sabemos que la pretemporada es sacrificada, pero todo el esfuerzo invertido servirá para que uno llegue ‘entero’ al final del torneo”, opina el nacido en Cosquín. Y agrega: “también esto sirve para unir más al grupo y afirmar los conceptos del entrenador. Estoy ilusionado”.
El central no viajó por el mundo ni se fue a las playas de la Costa Atlántica. Hizo base en su zona. “Primero disfruté de Cosquín, donde tengo muchos amigos, y después nos fuimos a Mina Clavero; ahí nomás, cerquita. No quería manejar mucho tampoco”, relata. El objetivo del defensor fue agotar sus horas y días con su esposa e hijo. Nada de perder tiempo aferrado a un volante y cubriendo grandes trayectos de ruta.
“Independientemente del lugar que elijas para tus vacaciones, lo importante es desconectarte de todo: del fútbol, de lo cotidiano y de Tucumán, donde siempre te están consultando sobre el equipo. Es bueno descargar la cabeza”, explica quien junto a Bruno Bianchi tienen asistencia perfecta en el “decano”: jugó los 21 partidos del semestre pasado de la B Nacional.
Una pretemporada no tiene su lado negativo, todo es positivo durante las jornadas de trabajo, según asegura Malagueño.
“Lo bueno de esto es que la encaramos todos juntos, cosa que en el semestre pasado no se pudo. Estaremos todos en igualdad de condiciones (físicas). Y eso también nos ayuda bastante a conocernos y a reafirmar el grupo”, dice. La insistencia del zaguero en la cuestión moral es constante. Está bien. Desde su lugar da a conocer lo bien que está el plantel, cuando meses atrás los focos de tormenta amenazaban con romper la armonía del vestuario. “Hay que darle con todo a lo que viene, que es lindo y estamos ahí de los de arriba”, augura. Hablar de la pelea por uno de los tres ascensos a Primera lo motiva. “Hay que tener resto físico porque esto se va a definir en el último mes de competencia”, vaticina.
Y si se habla de fútbol y de lo que viene con Malagueño, es imposible gambetear el clásico. “Todos lo queremos ganar, sobre todo la gente. Servirán para ganar ritmo de competencia porque, al fin y al cabo, lo que valdrá después serán los puntos del campeonato”.